2.6.12

El largo y ardiente verano


 Ben Quick (Paul Newman) es arrogante, ambicioso, oportunista y guapo. Sin embargo, en su largo deambular por el profundo sur del Missisipi su mala fama le ha precedido siempre: es un incendiario que arregla sus problemas con sus patronos y vecinos en colaboración con los bomberos. En su camino llega a un pequeño pueblo donde es contratado por Will Varner (Orson Welles), un viejo terrateniente, algo fanfarrón, dueño y señor del lugar para vender unos caballos demasiado salvajes. Si lo consigue le hará dependiente de su tienda. Realizando una exhibición de labia, el joven vende todos los animales a los rancheros locales que, posteriormente, son incapaces de atraparlos. El viejo le contrata y en poco tiempo le demuestra que es un empleado muy competente, por lo que comienza a sentir cariño por él y, además, ve en él al hijo que siempre ha querido tener, por encima de su propio hijo, que comienza a sentir celos, pues teme que se le escape la herencia. Paralelamente, la joven hija del terrateniente se enamora de él.


Adaptación de varios relatos cortos de William Faulkner, fue la primera ocasión en que Paul Newman y su mujer, Joanne Woodward, compartieron cartel en una pantalla cinematográfica. Todas sus escenas juntos y todos los momentos en los que aparece un impetuoso Orson Welles componen las mejores fases de una película que aborda temas como la dictadura emocional paterno-filial, la distinción de clases sociales, la represión sexual o los pasados oscuros de las personas. Tal vez todo ello se ve lastrado al final por un desenlace demasiado idílico para lo desarrollado previamente. Sin embargo, las interpretaciones, en general, son magníficas y Martin Ritt conduce con buen pulso la historia, ofreciendo un notable manejo del cinemascope.
¿Qué se puede esperar de un plantel de actores como el que tiene esta película? Pues ni más ni menos que una gran película realmente inolvidable. Personajes bien definidos, sobre todo el de Paul Newman, apodado "el incendiario" ya que se rumorea que pueblo al que llega, granjero que paga sus consecuencias; un Orson Welles a modo de suegro que ha visto de todo en su vida, y una Angela Lansbury bastante divertida. A destacar la subasta de caballos y las conversaciones Newman-Welles.
Una película que reúne a algunos nombres clave del cine americano: Un director de prestigio, como Martin Ritt, un magnífico reparto con Paul Newman, Orson Welles, Joanne Woodward y Angela Lansbury, una banda sonora a cargo de Alex North y un argumento basado en varios relatos cortos de William Faulkner: un joven oportunista llega a una ciudad dominada por un déspota todopoderoso. Ambos acaban enfrentándose por sus propios caracteres. El resultado de todo es una película con romanticismo, aventuras, disputas familiares y grandes personajes en la que, por primera vez, Paul Newman y Joanne Woodward compartieron pantalla.


Casablanca

Casablanca es una película estadounidense de 1942 dirigida por Michael Curtiz. Narra un drama romántico en la ciudad marroquí de Casablanca bajo el control del gobierno de Vichy. La película, basada en la obra teatral Everybody comes to Rick’s (‘todos vienen al café de Rick’) de Murray Burnett y Joan Alison, está protagonizada por Humphrey Bogart en el papel de Rick Blaine e Ingrid Bergman como Ilsa Lund. El desarrollo de la película se centra en el conflicto de Rick entre —usando las palabras de uno de los personajes— el amor y la virtud: Rick deberá escoger entre su amada Ilsa o hacer lo correcto. Su dilema es ayudarla o no a escapar de Casablanca junto a su esposo (Paul Henreid) , uno de los líderes de la resistencia, para que éste pueda continuar su lucha contra los nazis.
 

Es una de las películas mejor valoradas de la cinematografía estadounidense, ganadora de varios premios Óscar, incluyendo el de mejor película en 1943. En su tiempo el filme tenía todo para destacar ampliamente, con actores renombrados y guionistas notables, sin embargo ninguno de los involucrados en su producción esperaba que éste pudiese ser algo fuera de lo normal. Se trataba simplemente de una de las docenas de producciones anuales de la maquinaria hollywoodense. Casablanca tuvo un sólido inicio pero no espectacular y, sin embargo, fue ganando popularidad a medida que pasó el tiempo y se fue colocando siempre entre los primeros lugares de las listas de mejores películas. La crítica ha alabado las actuaciones carismáticas de Bogart y Bergman y la química entre ellos, así como la profundidad de las caracterizaciones, la intensidad de la dirección, el ingenio del guion y el impacto emocional de la obra en su conjunto. Nos legó también un tema musical inolvidable compuesto por Herman Hupfeld, As time goes by


Fuente: Wikipedia

Lo que el viento se llevó

 
Mediados del siglo XIX. Scarlett O’Hara (Vivien Leigh), una bella joven caprichosa y pasional, vive en una de las grandes mansiones del sur de los Estados Unidos rodeada de esclavos negros y todo tipo de lujos. Lo único que no puede conseguir es a Ashley Wilkes (Leslie Howard), el hombre del que está enamorada y que, a su vez, está comprometido en matrimonio con su prima, Melanie Hamilton (Olivia de Havilland), una dulce y cariñosa mujer incapaz de odiar.
La Guerra de Secesión está a punto de estallar y los jóvenes sureños muestran su entusiasmo por entrar en combate. No así Rhett Butler (Clark Gable), un hombre atractivo que no tiene más interés que su propio beneficio. Butler se enamora de Scarlett durante una fiesta en los «Doce Robles», la finca de Ashley, y no cesará en su empeño de lograr su amor durante toda la película, aunque Scarlett seguirá obsesionada con Ashley a pesar del paso de los años y de varios matrimonios por interés.
El espectador asiste a la evolución vital de la protagonista, desde su adolescencia hasta su madurez, y a su lucha constante por sobrevivir y conseguir todo lo que se propone. Un personaje lleno de fuerza, ambición, autoestima e incapacidad de sentir miedo que cautiva e imprime ánimos en todo aquel que se acerca a ella.


En Hollywood el sistema de producción se impone sobre la política de autor, como queda claro en el proceso de elaboración de la más ejemplar de las maravillas de la fábrica de sueños. Debida a la producción de David O. Selznick, en 1939, y dirigida por diversas manos, aunque firmada por Victor Fleming, Lo que el viento se llevó recoge mejor que cualquier tratado de historia, entre suspiros y amoríos, los últimos estertores y la transformación del feudalizado y esclavista Sur hacia el moderno capitalismo. El personaje de Scarlett, interpretado por Vivien Leigh, es el prototipo de aquellos que supieron adaptarse al cambio y sobrevivir y prosperar a costa de sus últimos restos de inocencia caballeresca. El de Butler, que interpreta Clark Gable, es el de los perspicaces que hacía tiempo que solicitaban ese cambio, pues sólo en el momento más desesperado se deja llevar por el romanticismo de la causa perdida que representa el sur. Somos iguales: egoístas, astutos y malos, dice en cierto momento, es decir, son cómo exige la nueva y competitiva situación. El personaje de Ashley, que encarna Leslie Howard, es en cambio, el representante de lo que muere: el buen amo, querido de sus propios esclavos, el caballero incapaz de romper sus principios y por tanto, también de sobrevivir sin la ayuda de Scarlett. Algo así es Melanie, interpretada por Olivia de Havilland, que viene a representar los valores cristianos en estado puro, sin la perceptiva dosis de hipocresía que los hace progresar y desde luego, incapaz de entender los verdaderos móviles de las personas de su alrededor que tanto ama. El guión es tan fenomenal, la historia está tan certeramente contada que pasa por encima de cualquier deficiencia (del hecho, por ejemplo, de que el blando Howard parezca poco apto para hacer sombra al gallardo Gable en las preferencias de Scarlett durante tantos años). Al final, en cambio, pesa un exceso de esquematismo (o falta un buen uso de la elipsis), ya que todo se acelera, se cuenta demasiado deprisa y se juntan dos entierros y diversas discusiones y cambios de estado de ánimo de la pareja protagonista. Lo más admirable es cómo el film consigue explicar todo el rumbo de un país a través de una historia de amor, con sólo breves referencias a la situación de ambos bandos y apenas algún momento épico, como el del incendio de Atlanta y la huida a Tara. A pesar del claro posicionamiento de la autora de la novela en favor del Sur esclavista, el hecho de que lo recree sin nostalgia y resaltando los valores antirrománticos de la protagonista, le da una objetividad encomiable. Además, deja claro que la filosofía del viejo sur permanece en cierto modo mientras permanezca la propiedad de esa tierra roja de Tara sobre la que caen las lágrimas y los juramentos de la protagonista.

31.5.12

Desayuno en Tiffany´s


 Desayuno en Tiffany's es una película estadounidense del género comedia, rodada en 1961 y dirigida por Blake Edwards.
Protagonizada por Audrey Hepburn y George Peppard, contó con un reparto de actores secundarios que incluía a Patricia Neal, Martin Balsam, Mickey Rooney y José Luis de Vilallonga. La película es una adaptación bastante libre de la novela del mismo título de Truman Capote.
La banda sonora fue compuesta por Henry Mancini, y en ella que se encuentra la famosa canción Moon River, con letra de Johnny Mercer.
En 1961 la película ganó dos premios Óscar en las categorías Mejor banda sonora y Mejor canción.
En ella Paul Varjack es un joven escritor (George Peppard) mantenido por una mujer un tanto mayor, que se muda a un edificio de apartamentos en el que conocerá a una peculiar vecina, la joven Holly Golightly (Audrey Hepburn), una aspirante a actriz disconforme y un tanto alocada que solo es feliz visitando la tienda de diamantes Tiffany's y que lleva una extravagante vida de fiesta en fiesta siempre rodeada de numerosos hombres. Poco a poco se irá conociendo el pasado de Holly, antes llamada Lullaby, y los caminos de ambos se cruzarán, lo que los llevará a cambiar su estilo de vida y a descubrir la importancia de lo cotidiano.


 El personaje de Holly (según confesión del propio Truman Capote) se inspiraba en la actriz Carol Grace, por aquel entonces mujer de William Saroyan (después, se casaría con Walter Matthau).
Se ha cuestionado el racismo de la caricatura de un japonés que interpreta Mickey Rooney, situación ausente en la novela original.
Intervención del aristócrata español José Luis de Vilallonga interpretando el papel del millonario brasileño José da Silva Pereira, con el que Holly llega a estar prometida (no es la única vez que interviene como actor).
Inicialmente, la película iba a ser protagonizada por Marilyn Monroe (por expreso deseo de Truman Capote) y dirigida por John Frankenheimer. No obstante, el director prefirió darle el papel a Audrey Hepburn en contra de los deseos del escritor. Antes que Audrey Hepburn, Kim Novak se ofreció para dar vida a Holly, pero su oferta fue rechazada.
Tampoco George Peppard fue la primera opción. El papel le llegó de rebote, cuando, por incompatibiliad de fechas, fue rechazado por Steve McQueen, que ya había adquirido otros compromisos.
Originalmente, en la novela, Holly era bisexual, pero al entrar en la producción Audrey Hepburn, este matiz desapareció por completo.
La canción Moon River fue expresamente escrita para Audrey Hepburn, que no tenía nociones de canto. Su interpretación fue casi eliminada de la película y se mantuvo por el empeño de la actriz. La canción se convirtió rápidamente en un clásico y ha sido versionada por múltiples cantantes, como por ejemplo Frank Sinatra.
Audrey Hepburn cobró por su intervención 750 000 dólares, convirtiéndose en la segunda actriz mejor pagada de la época, después de Elizabeth Taylor.
Tiffany´s tuvo que abrir sus puertas en domingo para permitir el rodaje de las escenas ambientadas allí.
La película fue rodada en Technicolor.
En 2007 se subastó el vestido que lucía Audrey Hepburn en la película por nada menos que 467 200 £ (unos 700 500 € ), destinando este dinero a dos escuelas en Bengala promoviendo así la iniciativa del escritor Dominique Lapierre. Un ejemplar de este vestido de Givenchy, que Hepburn luce en las secuencias iniciales de la película, se puede admirar, material o virtualmente en el catálogo digitalizado del Museo del Traje de Madrid.
En el apartamento de Paul (George Peppard) aparece un gran retrato de Carlos III de España.


Fallos en la continuidad
En la escena de la despedida en la estación de autobuses, en el plano contra plano, el cigarrillo va cambiando inexplicablemente de mano y la continuidad de las expresiones faciales en la conversación tampoco tiene ningún sentido.
En una escena Holly se calza unas medias en su apartamento, a partir de ese momento, en diferentes escenas las medias van apareciendo o desapareciendo a voluntad.
Cuando Holly sube a ver a Paul por la escalera de incendios, el reloj siempre marca las cuatro y media. Sin embargo ella al cabo de un rato dice: "Oh, Dios mío, ya son las cuatro y media."


Fuente:  Wikipedia